¿Habilidades para los nuevos tiempos?

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Nuevos Tiempos

Mucho se habla de las nuevas competencias que las empresas están solicitando hoy en día a los profesionales, sobre todo poniendo especial énfasis en aquéllas relacionadas con la eclosión de las redes sociales, nuevas tecnologías y entornos colaborativos, y que se están aplicando en la búsqueda de empleo, en el emprendimiento y en el trabajo por cuenta ajena, tales como creatividad, colaboración, flexibilidad, resiliencia, comunicación, etc.

Yo me pregunto muchas veces si estas nuevas competencias son realmente nuevas. Muchas veces me da la impresión que antes del 2.0 éramos poco menos que autómatas y que actuábamos por inercia, y que la capacidad humana se ha descubierto hace pocos años.

En mi trabajo me encuentro con muchos clientes perdidos en muchos casos y, en otros, desengañados con este boom de «Marca Personal», «Competencias Digitales» o «Intraemprendimiento». Profesionales que, en muchos casos, estaban plenamente establecidos en el Mercado Laboral y que, tras muchos años sin tener la necesidad de buscar trabajo, no entienden el nuevo escenario.

No todos pueden tener un blog personal, unos porque no les apetece, otros porque no les gusta, otros porque sencillamente no tienen el don de escribir. No todos los que tenemos un blog somos seres brillantes, y hay muchas personas que no sienten la necesidad de tenerlo pero sí que son brillantes. Lo mismo ocurre con el tener cuentas en Twitter o LinkedIn, o Facebook. Nos estamos preocupando demasiado por que la gente se adecue al Mercado, pero, ¿qué pasa con el Mercado?, ¿es que no debe adecuarse a los profesionales?, es más ¿hasta qué punto es cierto que el Mercado busque a profesionales con Blog y/o Marca Personal?

También están los jóvenes recién salidos del sistema educativo, sean del nivel que sea, muchos de ellos también están perdidos y no saben cómo encontrar una primera oportunidad, aunque sea algo raquítico.

Por otro lado no todas las empresas están en las Redes Sociales, y muchas de las que están, los están por estar, por lo que no las utilizan para el reclutamiento. Por tanto, gran parte de las Redes Sociales se quedan en una mera base de datos de empresas y de profesionales, en una “nebulosa en la Nube» que permite, tanto a empresas como a empleados, el poder decir: «Estoy en Redes Sociales».

Esta circunstancia la veo mucho en el mercado local en el que me muevo, la mayor parte de las empresas desconocen el profesiograma de la zona y, en contadas ocasiones acuden consultoras de selección para incorporar profesionales, cuando no «tiran» de contactos. Por contra, los profesionales no saben cómo acceder a las empresas y, en la mayor parte de los casos, a lo máximo que pueden aspirar es a dejar el clásico CV en papel o en correo electrónico o, como mucho, sumarse a alguna oferta medio parecida a su perfil a través de conocidas webs de reclutamiento, sin recibir respuesta alguna.

En este sentido tenemos mucho que hacer los profesionales de Recursos Humanos, las Empresas y la Administración Pública. Realmente no existen iniciativas que acerquen y pongan en contacto a profesionales y empresas, pero de verdad, no me refiero a «networking», muchos de ellos de «autobombo», si me permitís la expresión. Me refiero a reuniones entre profesionales y empresarios, a programas de acercamiento real entre estos dos colectivos, de tal modo que los profesionales sepan cómo acceder a las empresas y qué piden, y los empresarios conozcan el nivel de cualificación del Mercado, identificándolo con mayor certeza, adaptando sus búsquedas y necesidades a lo que el Mercado ofrece.

Creo que hay que fomentar estas nuevas habilidades que han relacionado con las Redes Sociales, pero no solo en los profesionales, también en todos los agentes que intervienen en el mercado de empleo, Administración Pública, Empresas, Empresarios, Profesionales de Recursos Humanos, Orientadores, etc. Pero estas habilidades no se encuentran en las redes (en éstas se proyectan). Están en nosotros, las personas, y desde siempre, desde que nacemos. El esfuerzo, por tanto, debe ir enfocado al acercamiento de profesionales y empresas en el mundo real, acercamientos continuos y con objetivos claros y concretos, orientados al conocimiento mutuo, sobre lo que necesitan las empresas y sobre el perfil profesional existente en el Mercado. Menos “charlas” y más conversaciones, en definitiva.

Expertos

Expertos
Expertos

Las Redes Sociales nos han permitido proyectarnos a una serie de profesionales «expertos», cada uno en su ámbito de actividad, de tal forma que con las herramientas antiguas habríamos tardado años y años de esfuerzo. Por otro lado ha permitido a otras personas el acceder a información y conocimientos y a contactar con personas referentes en su sector o profesión o ámbito de interés, que de otra manera hubiera sido casi imposible.

Para perfiles con una alta orientación hacia las personas como los que nos dedicamos a los Recursos Humanos en todos sus ámbitos, el poder sacar a la luz nuestras reflexiones, nuestros pensamientos, nuestra forma de entender determinadas cuestiones, todas ellas basadas en nuestra experiencia y años de consolidación mental, es a mi parecer un auténtico hito. Ahora bien, esta vocación por orientar, ayudar, aconsejar o acompañar no vale si detrás no hay personas no solamente dispuestas a escuchar, si no que además estén dispuestas a actuar.

Hay un principio básico que también se da en las Redes Sociales, y es que nadie le va a sacar «las castañas del fuego a nadie», que no hay ayuda si no existe la voluntad de ser ayudado. Esa voluntad de ser ayudado no significa decir sí a todo lo que te digan, no significa hacer todo lo que te dicen que tienes que hacer para encontrar empleo, formarte, o crearte una red de contactos. Este café no es igual para todos. Es necesario para que exista verdadera voluntad de ser ayudado el poner tu parte, el interiorizar todos los mensajes que te llegan, llevarlos a tu terreno, ponerle tu sello personal y por supuesto actuar.

No conozco a nadie que haya logrado su objetivo siguiendo al pie de la letra lo que proponemos en nuestras entradas, pero sí conozco a mucha gente que ha logrado ponerse en marcha a raíz de éstas, a realizar un cambio por pequeño que sea, pero siempre, eso sí, adaptándolas a su forma de ser, a su entorno, a su actividad… a multitud de variables que solo atañen a ellas.

En mi opinión nosotros, más que expertos en una materia, somos expertos en aplicar todo lo que aprendemos en nuestro entorno poniéndole nuestro trabajo de interiorización y por tanto nuestra manera de entenderlo, somos expertos en enfocar nuestra actividad en el pilar del aprendizaje constante, somos expertos porque sacamos nuestras conclusiones a partir de nuestra experiencia y porque revisamos estas conclusiones a partir de las experiencias de otros, a quienes preguntamos, con quienes colaboramos, con quienes prestamos un servicio. Somos expertos porque compartimos lo que decimos, hacemos y opinamos, somos expertos porque no nos da miedo fracasar. Lo que realmente nos da miedo es el no aportar, el estar parados, el no seguir con nuestro apasionante camino. En definitiva el ser experto o no no es un resultado, es una actitud, que necesariamente ha de ser compartida, no hay experto si no hay contraste, si no hay interacción.

Las matemáticas exactas y lo absoluto no valen para las personas, aunque sí las probabilidades. Éstas las podemos manejar, sobre ellas estimamos futuribles y posibles, pero lo que realmente hace que lo que compartimos funcione es que el receptor coja lo que le sirva, le ponga su sello, lo adapte a su «ecosistema», lo ponga en práctica y, por supuesto, lo comparta, entonces también se convertirá en experto, entonces manejará sus probabilidades.

Compartir, compartir, compartir….

Compartir en Redes Sociales
Compartir en Redes Sociales

En un Mundo cada vez más complicado, las Redes Sociales siguen revolucionándolo en muchos aspectos tanto sociales, políticos, económicos, laborales e incluso religiosos.  En este «post» me detendré en uno de los grandes logros que está consiguiendo y que pienso que está cobrado una importancia crucial. Un logro que además queda plasmado cada vez más en las distintas redes en las que participo activamente, como Linkedin, Twitter o Facebook entre otras. Se trata de la idea de «Compartir«. Hablo de compartir en el más amplio sentido de la palabra. En estos medios se comparten vivencias a través de fotos; se comparten sentimientos a través de frases o música; se comparten conocimientos a través de textos o artículos, ya sean propios o referenciados; y se comparten ideas a través de contar el proyecto o labor que estás desarrollando, iniciando o creando. Este último aspecto es el que más me llama la atención, pues las Redes Sociales está acabando con la antigua creencia o temor, de los emprendedores,  de que al compartir tu idea emprendedora te la van a robar o copiar. Ese miedo, lentamente,  está desapareciendo y cada vez son más las personas e incluso empresas que sin pudor exponen sus ideas o intenciones a sus seguidores para que éstos puedan valorarlas, evaluarlas, y permitiéndoles sugerir mejoras o matizaciones y valor añadido, y lo que es mejor, en algunos de los casos hasta aprovechar sinergias y trabajar juntos en esa idea o proyecto. Estamos ante un concepto al que llamo «Solidaridad Digital» realmente emergente y, lo mejor de todo, es que la gente, en la mayoría de los casos, está respetando la «propiedad» de esa idea a la persona o empresa que la ha lanzado al público.

En mi caso particular, fue Linkedin la primera red social en la que me inicié allá por el año 2006, cuando solamente era en inglés (¿os acordáis?). Debo confesar que por entonces tenía un gran pudor siquiera para incluir una foto en mi perfil, cosa que hice hará un par de años. En absoluto me imaginaba la magnitud que ha alcanzado este año con 200 millones de usuarios en todo el mundo, y mucho menos se me ocurría compartir nada, ya que por entonces desconocía el potencial de esta herramienta y del «Social Media» en general. Más tarde, en 2009, comienzo mi andadura en Facebook, con mucho pudor también pues apenas compartía nada ni comentaba publicaciones ajenas, ahora es prácticamente de lo más normal. Después vino Twitter, herramienta en la que viví las 10 Fases del Usuario de Twitter que todo «tuitero» que se precie ha vivido desde el registro de su cuenta, hasta que en el pasado mes de mayo rompí el cascarón no dejando desde entonces ningún día por compartir, maravillado por las inmensas prestaciones de esta Red Social. El «Compartir en Redes Sociales» ya forma parte de mi agenda diaria, adaptada de tal manera que no me impide mantener una dedicación más que razonable al trabajo y una dedicación plenamente conciliadora con mi vida privada. Por último, y tras Instagram, Pinterest, YouTube y Google + (a la que auguro un futuro prometedor), vinieron los «Blogs». Me abrí uno hace 7 años pero sinceramente no tenía ni idea de por dónde empezar y qué publicar, no tenía ningún objetivo Ahora no sólo lo tengo claro sino que gestiono dos, uno con un objetivo personal y otro profesional, que es el que estáis leyendo.

Me encantan las Redes Sociales, me encanta compartir y aportar, me encanta lo que está cambiando en nuestras vidas, me encanta porque me está permitiendo hacer contactos muy interesantes que de otra forma sería misión casi imposible, y me encanta porque me está ayudando a crearme mi puesto de trabajo.