Esencias compartidas

Esencias compartidas
Esencias compartidas

Siempre escribo desde mi experiencia personal, pero en este «post» voy a ser un poco más intimista, si me lo permitís.

El pasado fin de semana viví uno de esos momentos a los que llamo «Mordiscos a la Vida». Fui a Madrid a reunirme con mis compañeros de promoción 20 años después de acabar el COU y la tan «temida» Selectividad y, como nos pasa a todos, hay compañeros con los que he mantenido la relación todos estos años y otros en los que la relación se ha perdido, salvo los casos en los que Facebook me ha permitido volver a contactar con ellos (para mi la gran aportación social de esta red). En cualquier caso, todos y cada uno de ellos siempre han estado en mis recuerdos, cada uno de ellos me han aportado cosas diferentes, pero todas complementarias y desde luego útiles para cualquier parcela y etapa de mi vida.

Con estos amigos he compartido prácticamente 10 años de mi vida, en una de las edades críticas de toda persona, si no la que más, desde la pre-adolescencia hasta su última etapa previa a la edad adulta, pues es en la que te forjas como persona, en la que consolidas valores, en las que asientas los pilares sobre los que sostienes tu actitud y principios frente a la vida, ya que, independientemente de que sufran variaciones en función de las circunstancias, el poso, el común denominador, la argamasa que solidifica las juntas, es siempre la misma, es la que forma tu esencia. En definitiva, es ese conjunto de valores, los cuáles tuve la oportunidad de comprobar que son compartidos con mis compañeros, cada uno con sus intensidades, con sus matizaciones, pero igual de sólidos, provenientes de la misma raíz.

Lo que no esperaba encontrarme era conmigo mismo en toda mi plenitud de aquella época, con aquéllas sensaciones a flor de piel. Independiente de los cambios físicos de cada uno de nosotros, cuestión evidente e irrefutable del paso del tiempo, noté que les miraba con los mismos ojos de esos años, a la par que ellos hacían lo mismo conmigo y con el resto, es cómo si la pátina del tiempo fuera un espejismo, un barniz tan fino que a poco que soplaras se desvaneciera y volviésemos a aquella época. Es curioso como esa pátina tan débil pueda, en muchas ocasiones, caer como una losa sobre nuestra actitud frente a la vida.

Ya lo sabía o al menos intuía, pero aquel día constaté que lo que soy se lo debo en buena parte al día a día que viví con ellos, a tantos años de aprendizaje, de risas, de convivencia, de viajes y excursiones, de exámenes, de juegos, cánticos, deportes, etc… Lo viví tan intensamente que no tuve ni la fuerza ni las ganas de frenar el impulso de decirles a muchos de ellos aquello que me aportaron, cosas que ellos ya no recordaban, pequeños detalles que para mi significaron mucho, que me marcaron y que forman parte de mi catálogo de «etapas de aprendizaje», es decir, esa sensación que sientes cuando percibes que has dado un paso más de madurez.

Amigos en esto se basa la vida y es donde se encuentra la sensación de felicidad, en los pequeños detalles, en la huella que dejas y en la huella que te dejan, ya sea consciente o inconscientemente. Cuando ves a una persona y lo primero que te sale es una sonrisa, sientes que forma parte de tu esencia, y viceversa. Aquél día sonreí mucho, porque estuve con personas que me ayudaron a consolidar una buena parte de mi esencia, la cual transmito en mi vida privada, a mi familia y amigos, pero también en mi actividad profesional. Aún sigo sonriendo.

No dejemos que los avatares de la vida nos apaguen y oculten estos detalles de luz y esencia, o, mejor dicho, no nos permitamos a nosotros mismos apagarlas por muchas zancadillas que nos encontremos, pues son el punto de partida para levantarse y arrancar de nuevo. (Si una vez fui feliz, puedo serlo las veces que yo quiera y cuando yo quiera, sin más).

Ese día viví mi esencia, que es la de ellos. Aquel día lo saboreé… y aun sigo saboreándolo.

A todos ellos va dedicada esta reflexión, a los que estuvieron, a los que no pudieron asistir y a los que por desgracia ya no están con nosotros. Con mi profundo afecto y en agradecimiento a todo lo que me han aportado. Me siento afortunado.

Autor: Antonio Guerra

Consultor de #RRHH y Empresas en @talento_local, Conocimiento, Desarrollo, PERSONAS

9 opiniones en “Esencias compartidas”

  1. La felicidad es como el sexo. Cuando aprendes a llegar al orgasmo por primera vez. Ya conoces cómo y no pierdes más, aunque necesites un mayor esfuerzo aveces o menor, otras.
    Gracias por compartir ese momento! Tú brillas siempre

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  2. Cuando pienso en mi paso por el colegio, muchas veces pienso -erróneamente o no- que fue «sin pena ni gloria». Me he lamentado en alguna ocasión no haber hecho más por… De hecho, desde que terminamos esa etapa, prácticamente no he vuelto a ver a nadie de aquellos con los que compartí muchas horas de mi vida… (algunos se fueron de forma demasiado anticipada).

    Lo que vivimos el sábado fue especial. Al menos yo lo siento así. Estoy muy de acuerdo con lo que escribes, lo comparto y te lo agradezco, en mi pequeña cuota de participación en tu vida. Lo que tengo claro es que tu calidad humana es aún mayor que la que disfrutábamos en aquellos tiempos… y me encanta. ¡Un abrazo!

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  3. Guerra tío, no se puede decir mejor!!!!!!
    Así que decir algo más sería repetirlo y de peor manera.
    Lo que si te diré a nivel personal, es que yo, que he compartido muchas horas de clase sentado detrás de ti, te agradezco enormemente tus palabras y me llenan de orgullo y satisfacción como diría uno que yo me se.
    También te diré que llegue a casa con un regusto entre alegría y nostalgia de un tiempo maravilloso que desgraciadamente nunca volverá, pero que, ahora, después de leerte, y tras unos días algo noño con recuerdos de viviencias que el sabado y durante estos días me han venido a la cabeza, me quedo con todo lo bueno que viví y que desde luego en un futuro, lo utiilzaré, como tu muy bien has dicho, para cuando me sienta mal, pensar que si alguna vez fuí feliz, seguro que puedo volver a serlo, gran lección, si señor……..
    Un abrazo muy muy fuerte a ti y a tus marionetas.

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